Las fiestas son algo muy serio en Santa Cruz

Alfonso Cabello

Es así. Las fiestas son algo muy serio en Santa Cruz. Y estar al frente de su organización, como concejal delegado, además de una enorme responsabilidad, supone un privilegio difícil de explicar. Quizás quienes me precedieron con tanto acierto y dedicación en esta misión  puedan entender de lo que hablo. Créanme, hay que vivirlo en primera persona para comprender la dimensión de esta hermosa experiencia política, profesional y, sobre todo, humana.

Ser concejal de Fiestas en Santa Cruz no se puede comparar con nada. Es algo único, una vivencia tan enriquecedora para los sentidos como exigente para la razón, en un espacio y un tiempo donde el desorden y la espontaneidad resultan puro arte.

Pero si las fiestas son cosa seria en la Ciudad, como las de Mayo, el 25 de julio, el Carmen, las patronales en nuestros barrios y pueblos, o las de Navidad, lo del Carnaval ya es otra dimensión. Es algo así como vivir haciendo equilibrios al borde del precipicio mañana, tarde y noche, los siete días de cada semana, pero disfrutando inexplicablemente del pánico y las vistas al mismo tiempo.

Y es entonces, al límite del abismo, a veces del agotamiento, cuando todas las piezas encajan de repente, y se produce esa magia colectiva que nos inspira tanto como nos exige.

El Carnaval de Santa Cruz, nuestro Carnaval, es mucho más que el grandioso espectáculo del que disfrutamos propios y extraños, y del que tan orgullosos nos sentimos.

El Carnaval de Santa Cruz son también los más de 140.000 turistas que nos visitan estos días, que bailan al compás de nuestras orquestas canarias, junto a los más de 800.000 tinerfeños que nos lanzamos a la calle desde todos los rincones de la Isla.

También por eso somos el corazón de Tenerife, entre otros muchos motivos. El corazón y el motor económico, porque el Carnaval supone, además, una extraordinaria fuente de riqueza y empleo para la Isla. Solo un dato muy ilustrador: la edición del Carnaval de 2019 -la última antes de las suspensiones y aplazamientos por la pandemia-, reportó más de 35 millones de euros de negocio para la capital.

Y este año las previsiones indican que superaremos esa cifra de ingresos. De hecho, la planta hotelera y la de viviendas vacacionales registran un 100% de ocupación en la Ciudad. Resulta indiscutible el dinamismo del sector servicios, la hostelería y restauración, el turismo o el comercio. Todos ganan con la fiesta.

Sin olvidar la valiosa industria del talento local, el diseño, la costura, el estilismo, la coreografía, la composición musical, el sonido e iluminación, los artistas, artesanos, productores, el genuino entramado productivo vinculado al espectáculo y las artes, que el Carnaval ha consolidado en el municipio.

Y lo más importante de todo: el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife representa el mayor movimiento asociativo de Canarias, y probablemente de toda España. Un movimiento que vertebra social y culturalmente toda la ciudad. Allí donde hay un grupo de Carnaval hay un grupo folklórico o una parranda, hay actividades culturales y sociales todo el año, hay una asociación de vecinos que funciona, hay entidades y colectivos que participan activamente y se involucran en la vida de la Ciudad.

De hecho, los grupos del Carnaval chicharrero han jugado un papel decisivo en la conservación de la identidad colectiva de cada núcleo vecinal, dignificando y reivindicando con orgullo la rica y variada personalidad de nuestros barrios.

Lo dicho, las Fiestas y el Carnaval son algo muy serio en Santa Cruz.

Esta noche, con restos de purpurina aún en la cara, y antes de irme a descansar unas pocas horas, sentí la necesidad de juntar estas apresuradas letras. Sobre todo, para dar las gracias de corazón a toda la buena gente de Santa Cruz, a todos sin excepción, a quienes disfrutan del Carnaval con intensidad y a quienes se moderan, e incluso a quienes escapan al sur estos días. Son ustedes quienes hacen única esta fiesta, y quienes dan valor a mi privilegio.

Mil gracias, Santa Cruz. Te quiero tanto…

Alfonso Cabello

El corazón del Carnaval se llama Santa Cruz

No hay otra. Por tradición, por esencia, por compromiso, por popularidad, por proyección, por aunar economía, cultura y ocio; Santa Cruz de Tenerife es el corazón del Carnaval. Lo sabemos nosotros y millones de personas más.

El equipo de Coalición Canaria en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife es consciente de que nuestra capital organiza el mejor Carnaval del Mundo. Y es por eso que impulsa unas fiestas que están marcadas en el calendario -y en los corazones de muchísimas personas alrededor del mundo-, para que cada año sean más brillantes. Todo esto sin perder su esencia: su manufactura local.

No podemos hablar del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife sin hacer referencia a los verdaderos artífices de esta fiesta, las más de 9.000 personas que están vinculadas: colectivos, diseñadores, costureras, creativos, diseñadores, letristas, coreógrafos, entre muchos otros más, que dan el armazón necesario a una celebración que pasa de generación en generación.

El Carnaval en la calle es una auténtica demostración de democratización festiva, dónde todos cabemos y todos tenemos un hueco en las decenas de eventos programados en las carnestolendas chicharreras. Además, no podemos negar la derivada económica, y es que se trata de uno de los motores de Santa Cruz de Tenerife. Durante su celebración se genera economía en cadena con un retorno de inversión más que interesante.

El equipo humano, liderado por José Manuel Bermúdez, tiene muy claro que el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife es, además, identidad y cultura. Las otras bases del trinomio son absolutamente complementarias, ya que son las que hacen de nuestra fiesta un evento realmente diferente al que podamos encontrar en otras latitudes.

El equipo nacionalista de la capital sigue trabajando sin descanso. A menos de 230 días para el inicio del Carnaval 2023, estamos empeñados en una nueva edición, poniendo sobre la mesa de debate propuestas para que nuestra fiesta se rejuvenezca, sin perder sus valores ni esencia.

Estamos a escasos días de comenzar julio, pero también en verano podremos nuestro potencial humano y nuestra creatividad al servicio de los chicharreros. Continuamos.

¿Seguimos? Si. ¿Paramos? No.

Carnaval de todos y para todos

Estamos a semanas, a días, a horas de saludar al mundo con una frase: ¡Vuelve el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife!

Pero para llegar hasta aquí han tenido que pasar muchas cosas antes y no precisamente todas agradables. Hace un año, tuve que dar la peor noticia que puede dar un concejal de Fiestas, la cancelación de un evento que está marcado en la esencia de nuestra ciudad, en el corazón de todos los chicharreros y todas las chicharreras.

En estos larguísimos meses, la llama del Carnaval se mantuvo encendida gracias a la complicidad de las miles de personas que forman parte del mayor movimiento asociativo de Canarias y al compromiso del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife con uno de los motores económicos de la capital.

El regreso no ha sido tampoco fácil. Esta celebración atípica tiene tantas incertidumbres como oportunidades. Pero el equipo de gobierno municipal que lidera el alcalde, José Manuel Bermúdez, ha puesto todo su empeño y su apoyo en una fiesta que es más que una simple celebración.

Por primera vez, las Fiestas de Mayo preceden al Carnaval y el posterior calendario de eventos de ocio y culturales que se van a celebrar cada fin de semana hasta fin de año, con una dinamización en las calles sin precedentes, lo que supondrá la concatenación de actividad económica, con indiscutibles derivadas en la deseada recuperación económica tras la pandemia y en la coyuntura laboral, con el despegue de nuevas oportunidades de empleo.

Santa Cruz organiza. Santa Cruz dinamiza. Santa Cruz es uno de los motores económicos de la región y eso tiene un fuerte poder de atracción en los inversores y en las empresas que se radican en nuestro municipio.

Regresa el Carnaval. Y eso es bueno para la economía, pero también para la salud emocional de todos los chicharreros que ya estamos adaptando los disfraces y las fantasías a las nuevas temperaturas. Es una buena oportunidad para volver a celebrar la vida en las calles y plazas de Santa Cruz de Tenerife.

Es un excelente momento para vernos en la calle, para sonreír y disfrutar de este trozo del paraíso, de este inmenso Corazón de Tenerife que se llama Santa Cruz.

El grito no puede ser otro: P’a fuera, P’a la calle.

Tejido cultural y carnavales

Más de ocho millones de euros destina el Ayuntamiento a ayudas sociales. Es la respuesta ante las dificultades que sufren muchas familias de Santa Cruz, como consecuencia de la crisis del coronavirus. Vecinos y vecinas que requieren apoyo para la compra de alimentos, el pago del alquiler o el abono de servicios básicos como la luz y el agua. Personas a las que no vamos a dejar en la estacada.

Tal nivel de protección no es algo coyuntural. Ya el pasado año, según recoge el portal estatal Presupuestos Municipales, el de nuestra ciudad fue el cuarto de España y el primero de Canarias en gastos para servicio y promoción social, entre las de más de 200.000 habitantes. Tan solo Barcelona, Bilbao y Madrid superan en este capítulo a Santa Cruz.

Con ser importante esta respuesta, no podemos quedarnos ahí. Aunque la creación de empleo no sea una competencia de los ayuntamientos, tampoco podemos cruzarnos de brazos. Como era de temer, el crecimiento del paro se ha disparado y nos aproximamos a las 30.000 personas sin empleo. En paralelo, aumentan las dificultades de muchísimos pequeños empresarios y autónomos para mantener la actividad.

En tanto los gobiernos de Canarias y de España siguen sin ponerse las pilas, ¿qué podemos hacer en esta situación desde un ayuntamiento? Desde luego, cualquier cosa menos esperar a que escampe la tormenta. Por ejemplo, como acabamos de hacer, con el impulso de una iniciativa como los “Bonos Consumo”, dotados con 375.000 euros y llamados a favorecer el comercio de proximidad.

Pero hay más. Sin ir más lejos, con todas las actividades emprendidas con motivo del Carnaval. Esa celebración virtual que estamos afrontado en estas semanas, en colaboración con los colectivos que hacen grandes nuestras Fiestas. Porque, más allá de lo testimonial, en tanto podamos volver a celebrarlo en la calle, su hábitat natural, estamos generando economía. Sobre todo, en el sector de la cultura.

Si no, que se lo pregunten a diseñadores, músicos, cantantes, bailarines, humoristas, actores, maquilladores, regidores, técnicos de iluminación y sonido, productoras… Profesionales y empresas de un tejido cultural que durante los últimos meses han visto decaer su actividad y con ello, sus recursos familiares. Personas que valoran y entienden la decisión adoptada por el Ayuntamiento como un estímulo de la economía.

Igual que deberían entenderlo quienes, solo un año atrás, mostraron su incapacidad e irresponsabilidad en la organización del Carnaval. Esos que ahora, sirviéndose de la demagogia, tratan de desprestigiar una manera de hacer que incluso emulan compañeros de su mismo partido en otros consistorios.

Así que la fórmula está clara: todo el apoyo social para quienes sufren la crisis de manera directa y todas las medidas que sean posibles para dinamizar la económica. Para evitar el cierre de empresas y la destrucción de empleo.

El Carnaval redobla su orgullo

Santa Cruz se apresta a vivir un Carnaval diferente. Prácticamente como todo lo que nos viene sucediendo desde hace diez meses. La aparición del coronavirus, tan inesperado como aciago, no nos deja otra que apretar los dientes y encarar la situación con esperanza y determinación. Lejos de cruzarnos de brazos, toca tirar de la imaginación y aplicarnos en la realización de todo aquello que sea posible y contribuya al bienestar colectivo.

Con la decisión de suspender las fiestas como manifestación popular (callejera, bulliciosa, tolerante, desenfrenada…), entendimos que había que encontrar, al mismo tiempo, una alternativa. Una manera de mantener la ilusión y el orgullo que supone el Carnaval para cualquier chicharrero, al tiempo que dejábamos abierta la puerta al instante en que sea posible su recuperación plena. Que llegará.

De la mano de las agrupaciones, ese colectivo numeroso que aglutina a más de 7.000 vecinos de Santa Cruz, nos pusimos manos a la obra. Decidimos armar una celebración que, sin dejar de atender todas las normas sanitarias para mantener a raya el coronavirus, nos permitiera decirle al mundo que nuestro Carnaval no para, sigue vivo.

La respuesta la tenemos en forma de una programación alternativa, convertida en homenaje a la historia de esta manifestación popular, con un enfoque virtual y un componente de apego. Entre todos vamos a conseguir que esta cita diferente sirva para renovar el orgullo de Santa Cruz de Tenerife por su Carnaval de siempre. El de nuestros abuelos, el de nuestros padres, el que se transmite de generación en generación. A los ojos de todo el mundo. El Carnaval de la esperanza.

Con todo, somos conscientes de que la suspensión conlleva un golpe -otro más- a la economía local. Por estudios realizados en los últimos, sabemos que el impacto económico del Carnaval ronda los 35 millones de euros. De ahí que en el Ayuntamiento también nos hayamos propuesto estar preparados para que, en cuanto sea posible, la dinamización callejera sirva de impulso a cuantos sectores se ven ahora perjudicados.

De acuerdo con el compromiso alcanzado con las gentes del Carnaval, todo el talento artístico, musical y creativo de nuestros diseñadores y agrupaciones queda a disposición de Santa Cruz para cuando llegue ese instante. Si algo ha caracterizado a Santa Cruz en los últimos años ha sido el dinamismo en sus calles y plazas, con un sinfín de citas para todos los públicos. Y esa naturaleza la vamos a recuperar más pronto que tarde, también de la mano de nuestro espíritu carnavalero.